Marco Gavio Apicio, autor del libro de cocina más famoso de la
época, era conocido por sus extravagancias culinarias y sus
gustos caros. Inventó un procedimiento para cebar a las truchas
con higos secos y que les engordara el hígado, así como recetas
de lenguas de flamenco o de ruiseñor, de pezones de cerda, de
talón de camello y de numerosísimos pasteles y salsas.
El emperador Tiberio le mandaba las lubinas que eran demasiado
caras para él mismo. Cuando sólo le quedaban diez millones de
sextercios, consideró que estaba arruinado y se cortó las venas.
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