Las
fuentes clásicas sobre Alejandro Magno
El
trabajo de los investigadores modernos consiste en buena medida en una
glosa depurada de las fuentes literarias antiguas, a la luz de una
metodología de análisis textual progresivamente afinada desde el
Renacimiento, del reconocimiento del terreno cuando es posible, de datos
arqueológicos, y de la probabilidad militar inherente. La calidad del
trabajo depende en primer lugar de la de las fuentes primarias. La
fuente más completa sobre Alejandro III es el Anábasis de
Flavio Arriano, escritor, soldado y general romano del s.II d.C. quien
utilizó como fuentes sobre todo el trabajo perdido de Ptolomeo, hijo de
Lagos, uno de los principales generales de Alejandro y fundador de la
dinastía Lágida en Egipto, así como el de Aristóbulo, otro oficial
del ejército macedonio. Plutarco (s. I d.C.), utilizó para su Vida
de Alejandro hasta veinticuatro autores que va citando en su texto,
muchos de ellos contemporáneos a los hechos que narra, pero otros de
calidad discutible. Diodoro Sículo (vivió hacia el cambio de Era),
Quinto Curcio (primera mitad del s. I d.C.) y Justino (s. III d.C.)
también escribieron sobre Alejandro, basándose en una fuente común
desconocida, conocida como la tradición Vulgata, en la que se
pueden discernir elementos tomados de Clitarco, Aristóbulo, Calístenes
y otros autores pérdidos contemporáneos de Alejandro; muchos de sus
detalles geográficos son de gran precisión, lo que indica que sus
fuentes a menudo son buenas. Así pues, las fuentes contemporáneas de
Alejandro se han perdido, y los historiadores trabajamos con resúmenes
o versiones muy posteriores, con el problema de que mucha de las fuentes
(tanto las originarias como las secundarias) eran apologéticas o
servían a intereses propios (caso de Ptolomeo), lo que exige un arduo
trabajo de crítica y valoración, que es donde los historiadores
modernos difieren unos de otros.
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"Es
hermoso vivir con valor y morir dejando tras de sí fama
imperecedera."
ALEJANDRO
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